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EL APOYO FINACIERO A SU IGLESIA

EL APOYO FINACIERO A SU IGLESIA

DAR ES AMAR

La Biblia dice, “De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo Unigénito,” Juan 3:16. También dice que el Señor Jesús “amó a la Iglesia y se entregó a Sí mismo por ella,” Efesios 5:25.

Dar es amar; y cuanto más ame una persona, más se dará a sí misma. Y si una persona no satisface su amor dando, sencillamente dejará de amar.

El Señor Jesús dijo que “Más bienaventurado es dar que recibir,” Hechos 20:35. No es un sentimiento, pero muchas veces produce un sentimiento. Es una actitud que se expresa dándose a sí misma, tiempo, y dinero.

El diablo quiere arruinarnos haciéndonos medir el amor por los sentimientos y por lo que recibimos de los demás. Pero el amor nunca se mide por esto, se determina siempre por cuanto damos. Entre menos ame una persona, menos estará dando.

Algunas veces algún hombre (o mujer) se molestará con su iglesia o su familia solo porque no está recibiendo tanto como cree que debe recibir por lo tanto no se siente como antes. Pero el problema es consigo mismo pues su amor ha disminuido o simplemente ha dejado de amar.

Siempre, sin excepción, Dios ha prometido que si no descuidamos nuestro dar, Él cuidará de lo que recibimos y sentimos, Lucas 6:38. Pero si alguna vez desviamos nuestra mente del dar y la enfocamos solo en recibir, estaremos en problemas. Esto resulta cierto en nuestra relación con Dios, con nuestra familia, y con nuestra iglesia.

Aquellos que disfrutan más de su iglesia y su familia son los que se dan más (aman) a sí mismos a la iglesia y a su familia.

Aquellos que disfrutan menos o nada de su iglesia y a su familia son los que dan menos o nada de sí mismos a la iglesia y a su familia. Tan simple como eso, ¡sin excepción! Si usted quiere incrementar el deleite de su iglesia y su familia, vea cuánto puede dar de sí mismo y ¡el Señor Jesús le hará tan feliz que dificilmente podrá resistirlo!

Siempre que hablamos de dinero y de la iglesia, algunas gentes se molestan, se sienten ofendidos, etc., ¡pero eso muestra lo poco o nada que aman a Dios y a la iglesia! ¡Una persoma se deleita dando a lo que más ama!

Usted nunca habrá escuchado de un cazador, pescador, golfista, etc., enojándose o sintiéndose ofendido por el alto costo de su equipo y tiempo de su deporte. No solo disfruta pagar los altos precios de estas cosas, ¡sino hasta se jacta! Asi es como debemos ser con la Iglesia de Dios!

¿CUANTOS DEBEMOS DAR?

Cada vez que los cristianos discuten cuánto deben dar, muestran que sus corazones no están rendidos a Cristo. Una persona que se ha rendido a Cristo ve cuánto puede dar. Un cristiano desobediente busca como dar menos.

Una y otra vez, Dios nos dice en la Biblia, regresarle el diez por ciento; no porque lo necesite (Él puede tomar todo nuestro dinero cuando se le antoje), sino porque solo dando podremos recibir las bendiciones del Señor. Y Su gran deseo es inundarnos de Su amor y de Sus bendiciones.

Levítico 27:30-34 nos dice que debemos dar una décima parte de todo lo que tenemos al final de año (eso es el diezmo en total).

Deuteronomio 14:22 dice que debemos dar el diezmo sobre el incremento de todo (eso es el diezmo sobre la ganancia o el neto).

Malaquías 3:8-11 nos dice que cuando somos fieles haciendo esto, Dios nos bendecirá más allá de nuestra capacidad de recibir.

2 Corintios 9:6-11 nos dice la actitud que Dios quiere que tengamos cuando damos, “no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” Asi como nos gusta recibir regalos de alguien que lo hace alegremente y con cariño (¡no a regañadientes!), ¡también así a Dios!

2 Corintios 8:1-5 nos da una hermosa descripción de cómo la iglesia en Filipos daba sin que se lo pidieran, ¡aun cuando los miembros de esa iglesia eran muy pobres y la iglesia severamente perseguida!

¿DONDE DEBEMOS DAR?

Esta es una pregunta que atribula a muchos cristianos sinceros. Todos los evangelistas, todos los predicadores en la radio, todos los misioneros, etc., que trabajan independiente, separados de las iglesias, dicen que el diezmo o parte debiera envíarseles a ellos.

Por otro lado, todos los que predican en la radio, evangelistas y misioneros con quienes colaboran, en y a través de las iglesias, enseñan que el diezmo pertenece a la Iglesia Local. ¿Quién tiene la razón?

En lecciones anteriores vimos que el Señor Jesús Mismo estableció la Iglesia Local y esta es la única organización humana que Él ordenó para evangelizar a los inconversos, nutriéndolos en la fe; y la Iglesia Local es la única organización humana que el Señor Jesús estableció para llevar a cabo La Gran Comisión. ¿Se imagina a Dios estableciendo Sus Iglesias para llevar a cabo Su Misión y guíando a los miembros a dar sus diezmos a otra parte? ¡Por supuesto que no!

Pero algunas gentes dicen que la iglesia ha fracasado, o que la iglesia no apoya las cosas que son correctas, o que la iglesia malgasta los dineros. Estas cosas podrán ser ciertas, pero la solución no es apoyar entidades hechas por el hombre. La solución es regresar al original plan de Dios, ¡la Iglesia Local!

Los diezmos pertenecen a la iglesia donde esté nuestra membresía. Si usted no puede dar sus diezmos a la iglesia donde pertenece, entonces cambie su membresía, pues su membresía es para Dios más importante que su diezmo.

En el Antiguo Testamento Dios los llamó “ladrones,” porque no daban su diezmo en el Templo, sino a donde se “sentían guiados,” Malaquías 3:8.

El apóstol Pablo no dijo a los corintios que le enviasen sus ofrendas a él, sino que las apartaran cada semana, “para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas,” 1 Corintios 16:2.


Archivo Biblico
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